sábado, 10 de noviembre de 2012

HOMILIA DEL DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

Las palabras de Jesús en 12,38-44, nos sitúan en el templo de Jerusalem donde solía ir a Orar y enseñar a las gentes. Y se encuentra frente a un hecho que es normal en el templo cuando los visitantes se encontraban frente a la caja de las ofrendas. Jesús es gran detallista, no se le escapa nada, esta pendiente de las personas para sacar de sus actuaciones verdaderas y autenticas lecciones    para sus discípulos y hoy para nosotros. 

La observación que hace de dos personajes que  se encuentran en el mismo sitio y con posiciones diferentes dentro de la sociedad: el uno pertenece a la clase alta de Israel, el fariseo y el otro es un paria de la sociedad, un desechado de ella, alguien que no cuenta. Pertenece al grupo débil, de viudas y huérfanos que no son bien vistos. Ambos  echan en el arca de las ofrendas su donativo. Aquel rico echa una buena ofrenda y la pobre viuda apenas dos monedas y lo hace como escondida, seguramente con un poco de miedo. 

Jesús observa y hace ver que el Fariseo echa lo que le sobra y la viuda lo que tiene para vivir. Le da el verdadero sentido a la ofrenda. Ella tiene que se parte de la vida. No puede ser superficial. No puede ser para que le vean. No puede ser con pretensiones de grandeza. La ofrenda tiene que formar parte de mi vivir. Soy yo el que me doy, me entrego y Dios que ve mi entrega total (lo que tenia para vivir) es quien después proveerá de mi y de mis asuntos. Lo importante es mi vida para Dios. Lo importante n o es dar, es darme. 

Jesús nos invita a ir mas allá del simple dar. Llega un pobre y busco en mi bolsillo un billetico de 1000  y quedo tranquilo, di una limosna y di cinco limosnas, hoy he sido muy generoso. !Qué tal¡ Porque no se acerca a esa persona y le pregunta que necesidades tiene y mire si está a su alcance solucionar un mínimo: si esta pasando frío,  si tiene casa, con quien vive. De pronto es un padre de familia que necesita mucho mas que 1000 pesos, de pronto necesitaba su afecto, su cariño, su saludo. No se puede ser tan superficial de simplemente dar. Dios no necesita que le demos ni a El ni al prójimo  quiere que nos entreguemos.

La viuda de Sarepta le dio a Elías todo lo que tenia para ella y para su hijo y después morirían (primer libro de los Reyes 17,10-16) y el profeta le dijo: "La orza de harina no se vaciara, la alcuza de aceite no se agotara, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra. Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron el, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agoto, como lo había dicho el Señor por medio de Elías".

La confianza en Dios y la entrega a el sin condiciones es la respuesta que hoy Jesús quiere que nosotros demos. Acumular ¿para quien? Guardar, ¿para qué? Pensemos: hoy el Señor nos plantea esta disyuntiva: si no eres capaz de dar la vida, quédate tranquilo y revisa tu pirámide de valores y la encontrarás al revés  Pero si eres capaz de dar la vida en la mejor de las circunstancias y lo que tienes para vivir, has llegado al final, estás en el y permanece en él sin retroceder  perseverando, manteniéndose como dice el Señor, "el que permanece hasta el final se salvará" 

Queridos amigos, al terminar esta pequeña reflexión, situémonos en las cosas del cielo, no en las de la tierra, aspiremos a los bienes eternos, no a los efímeros y mentirosos que nos presenta la sociedad moderna, especialmente en los mal llamados realitys, que en si son basura contaminante del espíritu humano y de allí no se saca nada bueno. Ojala le digamos no a todas las porquerías que tanto RCN y Caracol nos presentan en horas triple AAA donde los niños son los primeros perjudicados.. Que Dios les bendiga.
















 Hebreos 9,24-28; primer libro de los Reyes 17,10-16

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