SINTESIS DE
ECLESIOLOGIA.
«Iglesia» se deriva del griego oikia o ekklesia
(lo perteneciente al Señor) a través del latín ecclesia,
para traducir el hebreo jahal (asamblea).
Y esta en relacion con el pueblo de la alianza de Israel convocado y
reunido en virtud de la elección gratuita
de Dios (Jue 20,2; IRe 8,14-22.25; Núm 20,4; Sal 22,33; 40,10; cf. IPe 2,20s.). En la nueva alianza, la Iglesia
es el pueblo de Dios diseminado por toda la tierra y a la vez es la casa de
Dios. La Iglesia ha sido fundada por
Jesucristo y edificada por el Espíritu Santo para establecer una conexión entre la autocomunicación escatológica de
Dios y la revelación de su esencia en la comunión del Padre, del Hijo y
de la efusión escatológica del Espíritu Santo (Rom 5,5; 8,15; Gal 4,6; Jn
16,13; Ap 22,17). ella presenta
varias dimensiones: historicosalvífica;
comunitaria empíricamente
perceptible, fundamenta en la
obra salvífica de Jesucristo; y la dimensión pneumatológica basada en la efusión del Espíritu Santo y se
hace instrumento de la voluntad salvífica universal de Dios que se va
concretando e implantando en el curso de la historia.
I. TEMAS Y PERSPECTIVAS DE LA ECLESIOLOGÍ A
1. La
Iglesia como tema de la confesión de fe:
la
iglesia es sujeto de la fe: «Creo/creemos...», y a la vez contenido de la fe en Dios y en
su acción salvífica: «... y en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica...» ( DH 150; DHR 86).La Iglesia no cree en sí misma.
Cree en Dios, y se entiende en la fe como fruto de la voluntad salvífica de Dios
que actúa en la historia.
2. Temas concretos y principales documentos doctrinales de la eclesiología
La necesidad de la Iglesia para la salvación. Están
aquí implicados todos los problemas
relativos a la incorporación a la Iglesia( DH 802,1351 y otros; DHR 430,714); La fundación de la Iglesia por
el Jesús histórico ( DH
3407,3456; DHR 2052-2056); La
potestad de la Iglesia de perdonar todos los pecados; La autoridad del magisterio para
interpretar la Sagrada Escritura y la misión de la Iglesia de ser custodia y guardiana del
depósito de la revelación (DH 1507; DHR 786); La pertenencia de los pecadores a la Iglesia
visible contra Wyclif y contra
Juan Hus; La constitución sacramental de la Iglesia y la
existencia del sacerdocio en virtud de la misión
divina ( DH 1763-1778; DHR 957-968);La independencia y la libertad de la Iglesia frente al
Estado (DH
2281-2285; 2592-2597,2603,941-946,3165-3169 );El primado y la infalibilidad de
la Iglesia romana (DH 2592-2597; 2600-2615 ).
A partir del siglo XIX aparecen ya documentos
doctrinales que, rebasando los aspectos
parciales, bosquejan el cuadro de la Iglesia en su conjunto:
El I concilio Vaticano, en la
constitución dogmática Pastor aeternus;
las enciclicas Satis cognitum y Divinum illud munus del papa León XIII; las encíclicas Mystici
corporis y Mediator Dei del papa Pío XII; la constitución dogmática Lumen
gentium y la constitución pastoral Gaudlum et spes sobre la
Iglesia en el mundo actual del II concilio vaticano; l los
documentos de as conferencias episcopales de
Medellín (1968), Puebla (1979) y Santo Domingo (1992) en America latina, y
finalmente la declaración de la
Congregación de la fe Mysterium ecclesiae .
3. Síntesis de las
principales declaraciones doctrinales
a) El origen de la Iglesia en la voluntad salvífica del
Dios trino
En
la elección de Israel como pueblo de la alianza se ha revelado la voluntad salvífica de Dios Padre. Jesucristo, forma un
nuevo pueblo de Dios como «pueblo de la alianza en la sangre de Cristo» (Act 20,28), por tanto la
Iglesia es la comunidad visible,
perteneciente al Señor, de hombres unidos en la fe, en los sacramentos y en la constitución eclesial concreta,
una comunidad llamada a ser señal e instrumento de la implantación de la
voluntad salvífica divina. El
Espíritu, como su alma, convierte a la
Iglesia en señal de su presencia escatológica y la
sustenta en la martyria, la leiturgia y la diakonia.
b) La esencia
sacramental de la Iglesia
La Iglesia es «en
Cristo sacramento, señal e instrumento de la voluntad
salvífica universal de Dios». es la señal eficaz de la comunión invisible de
los hombres con Dios y entre si. Esta
comunidad tiene su máxima condensación en la celebración de la eucaristía (LG 11; SC 10).
c) Características esenciales derivadas de la
sacramentalidad de la Iglesia
De
la esencia sacramental de la Iglesia se deduce su indefectibilidad
(indestructibilidad) como sociedad
visible y como comunión invisible de la gracia (LG 39). Esta indefectibilidad se da en sus tres realizaciones básicas: En la martyria, en sus
decisiones y proclamaciónes el Espíritu Santo garantiza que sus enseñanzas están exentas de error; en la leiturgia, en virtud de la eficacia
objetiva de los sacramentos (ex opere
operato); y en
la diakonia como realización del amor a Dios en el amor al prójimo ( Mt 25).
d)
Las notas de la Iglesia
La unidad/unicidad.La unidad se produce en la forma de communio de las Iglesias locales
bajo la dirección de sus obispos. Esta se
lleva a cabo en la comunión de la fe, de los sacramentos y de
la constitución eclesial (concilio, sínodos, papado). La unidad es un don antecedente de la gracia
divina, de lo cual se sigue la tarea de hacerla más
creal y cognocible en sus manifestaciones externas (movimiento
ecumenico. LG 8.)
La santidad es a un mismo
tiempo don y tarea. La Iglesia, como obra de Dios, es santa tanto
en su esencia y en sus acciones como en sus
miembros, en cuanto que en ella se expresa el Santo y Santificador que quiere
actuar eficazmente a través de ella para salvar y santificar a los hombres. Los pecadores forman parte de
la Iglesia visible (DH 1201,1203,1205, 1221, 2408,2463, 2472-2478, 3808), sin que por ello eliminen su santidad, porque ésta
consiste en la permanente ocupación y
dedicación al servicio de la salvación.
La catolicidad. se sigue de la voluntad salvífica
universal de Dios en dos formas: cuantitativa en cuanto que
todos los hombres están llamados a la comunión de vida con
Dios mediante su pertenencia a la Iglesia sin ningún tipo de limitaciones; cualitativa,
en cuanto que Dios ha confiado a su Iglesia la plenitud de la verdad de la
autorrevelación, dotandola de
todos los medios salvíficos necesarios
para el desempeño de su misión (LG 8).
La apostolicidad. La Iglesia, se identifica realmente con la Iglesia de todos los tiempos y lugares pero de
una manera especial con su origen histórico en la protoiglesia de los «apóstoles», es
decir, del círculo pre y postpascual de los Doce, de los restantes testigos de la
resurrección y de los más destacados misioneros de los primeros tiempos cristianos. Su señal eficaz esta en los obispos y el
colegio apostolico (
LG 20). El obispo de Roma es, por su
condición de sucesor del apóstol Pedro, cabeza del colegio de los obispos y principio y fundamento de su unidad en la
doctrina y en la comunión (LG 18).También
el apostolado de los laicos (LG 33) es una realización inmediata de la esencia apostólica de la Iglesia. Esta participación originaria en la
misión universal de la Iglesia apostólica
se fundamenta en el bautismo y en la confirmación.
e) La necesidad de la
Iglesia peregrina para la salvación (Pertenencia a la Iglesia).
La afiliación o pertenencia a la Iglesia visible es
necesaria para la salvación del hombre
(LG 14; AG 7), porque la Iglesia no es una asociación religiosa privada, sino instrumento de la voluntad salvífica
histórico-escatológica de Dios, que abarca a todos los hombres. La necesidad de la Iglesia se deriva del mandato de Cristo y de su voluntad de
convertirla en medio para la salvación.
«Para conseguir la salvación eterna
no siempre se exige estar realmente (reap-se) incorporado como miembro a la Iglesia, aunque sí es necesario adherirse a ella al menos por el deseo (votum fidei)» (DH
3866-3873). Visto desde cada ser
humano concreto, la necesidad instrumental de la Iglesia para la salvación
actúa condicionalmente: «No podrían
salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia católica fue instituida por Jesucristo
como necesaria, desdeñaran entrar o no quisieran permanecer en ella» (LG 14).
f)
Historicidad y escatología de la Iglesia
No puede escindirse a la Iglesia en una comunidad espiritual e
invisible de ideales internos por un lado y una Iglesia real, externa e institucional por el
otro. La Iglesia visible
es la señal indefectible a través de la cual se transmite el contenido invisible, la comunión por gracia con Dios, y se lleva a
cumplimiento bajo las condiciones temporales y sociales de la experiencia
humana. En su forma sacramental e institucional la Iglesia es «parte de este mundo que pasa» (LG 48) pero
por ser instrumento de la salvación llegará
su fin y desaparecerá
con la parusía,Pero seguirá existiendo como fruto de la salvación, de la comunión eterna con Dios y de los
hombres entre sí (LG 1). Está Iglesia peregrina de la tierra está unida en la fe
y en el amor con la Iglesia perfecta y consumada del cielo en la única communio
sanctorum. Sus tres dimensiones, a saber, la doliente, la
militante/peregrina y la triunfante, están unidas por el mediador único,
Cristo( LG 20).
g) La constitución carismático-sacramental de la Iglesia
Uno
de los elementos constitutivos de la estructura de la Iglesia es el ministerio carismático-sacramental o la jerarquía
eclesiástica que, se compone, de un solo obispo, el presbiterado y los
diáconos (LG 18-29). En el
nombre y con la autoridad de Cristo, los
obispos, son los servidores de la unión
sacramental de la Iglesia y los
titulares de la proclamación pública del evangelio. En el ejercicio
autónomo del ministerio profético, sacerdotal y regio de Cristo son
representantes, aunque no titulares exclusivos, de la misión universal de la Iglesia.
h) La tipología mariana de la Iglesia
En cuanto pueblo de la alianza la Iglesia es, en cierto sentido, como
una persona, «Sois uno en Cristo»(Gal 3,18), que escucha la palabra de Dios y
es enviada a proclamar el evangelio. La Iglesia como virgen, esposa y madre tiene su más perfecta representación en la
mujer María, la hija de Dios
Padre, madre del Hijo y templo del Espíritu. Por ella en el misterio de la asuncion, ha llegado ya la
Iglesia a su plena consumación (LG 65),. Maria expresa y
personifica el origen trinitario de la Iglesia .
4. Temas actuales
La actual situación de
la historia de las ideas y de la cultura plantean a la reflexión teológica sistemática una serie de retos
concretos sobre temas específicos de la
fe cristiana en general y sobre la esencia de la Iglesia en particular.los mas
significativos son:
a) La Iglesia como testigo de la trascendencia uen
un mundo secularizado. La Iglesia debe ser entendida como testigo de
la referencia trascendental del hombre a Dios y como intérprete de la búsqueda
humana de la verdad (GS 10,22).
b) se postula una reflexión más profunda sobre la
interconexión entre la voluntad salvífica universal de Dios y
la intransferible misión eclesial por un lado y la función salvífica que, por
otro lado, pueden desempeñar las comunidades religiosas no cristianas.
c)
Catolicidad e inculturación., proppio las Iglesias de África, América Latina y
Asia.
d)
El objetivo ecuménico del restablecimiento de la unidad de todos los
cristianos. Esta división es piedra de escándalo para la causa de la difusión
del evangelio .
e) La realización práctica de la
eclesiología-comunión. fomentar una
mentalidad práctica que nos enseñe a ver bajo nueva luz la originaria unidad
sacramental entre la sociedad externa y la comunión de
gracia interna, entre los carismas y los servicios y ministerios
sacramentales, entre el clero y los laicos.
II. LA
IGLESIA EN EL TESTIMONIO BÍBLICO
1. El pueblo elegido de la alianza como
instrumento de la voluntad salvífica
de Yahvéh.
a) Origen y esencia de
Israel como pueblo de la alianza
El hecho de que
Yahvéh se haya creado un pueblo (bara) es fruto inmediato de su voluntad
salvífica, que se lleva a cabo mediante una revelación
histórica. La promesa de
una alianza universal (Gen 9,9) se concreta en la elección y vocación de Abraham (Gen 12,3;
17,5; Rom 4,1.7; Gal 3,7).s asimismo el destinatario de las acciones redentoras, liberadoras y
vivificadoras de
Yahvéh se convierte, en oyente y testigo obediente de
la autopromesa de Dios como salvación del hombre.
La relación de alianza de Yahvéh con Israel se da en tres
características esenciales: Israel es propiedad de Dios: (Dt 4,37). La existencia de Israel es en sí misma
proclamación del amor providente de Dios (Dt 7,6; Ex 3,14); Israel es socio de la alianza de Dios: La elección por Dios le da un papel activo. La única respuesta que el pueblo puede dar
al ofrecimiento de la alianza es la inclinación de su corazón a Dios (Jer 31,31-34); Israel es el santuario de Dios
(templo, edificio, casa, reino de sacerdotes). Como titular, testigo y destinataria,
la comunidad de fe de Israel es, sobre todo en la asamblea cúltica, el lugar y el medio de la
presencia salvífica de Dios. La Iglesia de Cristo ha surgido de la dinámica de la
acción salvífica histórica de
Yahvéh. Es el resultado, históricamente perceptible, de su autorrevelación en
la Palabra
y el Espíritu.
b) El servicio de
mediación de Israel
Israel es interpelado y elegido por Dios como
representante de todos los pueblos Y a la inversa, desempeña una
función activa de representación de todos
ellos ante Dios. Lleva
a cabo este servicio de mediación:1.
Como pueblo de la salvación regio(Dan 7,13; Is 53,3); 2. Como pueblo mediador de la salvación profético,
por ser «mensajero de la alianza enviado por Dios» (Mal 3,1), El mediador profético es receptor de
la revelación; 3. Como pueblo mediador
de la salvación sacerdotal (Ex 19,5; Lev 19,8). Israel es, en fin, el pueblo santo, separado, que realiza
un ministerio sacerdotal.
c) El pueblo de Dios
como cuasi-persona y el mediador individual de la salvación como su
representante.
Israel mantiene, una relación de
amistad personal
y dialogal con Dios, representada en Moisés,
el mediador de la alianza, y en el profeta
esperado, que surgirá de en medio del pueblo (Dt 18,15). La Iglesia de
Cristo se convierte en instrumento y señal de
la voluntad salvífica de Dios que se lleva a cabo y se implanta bajo formas
escatológicas. Por medio de su misión
y en su comunión interna, enCristo
se hace la mediadora de la voluntad salvífica universal de Dios frente a los
pueblos de todo el mundo hasta la consumación en la nueva venida de Cristo.
2. La Iglesia del Hijo de Dios: El pueblo de Dios en la Nueva Alianza
a) La comunidad de los
discípulos de Jesús primera sintesis de la Iglesia.
... también puede
conocerse a la Iglesia como misterio de la fe en el hecho de que el Señor
resucitado establece por sí mismo la conexión entre la comunidad prespacual de los discípulos y la comunidad de fe pospascual.
La «Iglesia de Dios» (ICor 15,9) se
apoya en el testimonio de Pedro Cefas (Me 1.16: 3,16; Mt 4,18; Jn 1,42), de los
Doce y de los demas discipulos. Por
la resurreccion la comunidad de los discípulos recibe una configuración nueva y queda
constituida como comunidad de la confesión y del testimonio, de la proclamación y la misión. La tarea consiste en
ser el pueblo de Dios en el que se
ha hecho ya realidad el reino de Dios,
por medio del cual ejerce Cristo su misión universal y su
ministerio de mediador de la salvación. La Iglesia, es la síntesis de la acción divina que elige y de la
obediencia humana, de la revelación
divina, el testimonio humano y la confesión de fe. La Iglesia de Cristo se entiende a sí misma, como el resultado visible de la voluntad
salvífica universal de Dios. Es comunión-comunidad de confesión y de vida de
los discípulos y, en cuanto tal, señal e
instrumento de la voluntad salvífica de Dios. de lo anterior se sigue que solo es posible entender a
la Iglesia en el horizonte de la fe de
Israel y de la actividad mesianica de Jesus.
b) La nueva
constitución del pueblo de Dios en virtud de la elección de Jesús.
Jesús no fundó una nueva religión ni
creó, junto a Israel, otro pueblo
de la alianza. En la eleccion de los discipulos, Jesus anticipaba el pleno
restablecimiento cuantitativo y cualitativo y la nueva creación del pueblo de Dios
escatológico. Este grupo
es la célula germinal del nuevo pueblo de Dios, que se da a conocer, en la cruz y la
resurrección de Jesús, bajo su forma escatológica.
La transición de la misión historicosalvífica desde
Israel al horizonte de los pueblos tuvo su origen concreto en la negativa de
los dirigentes y representantes del rueblo de Israel a aceptar el ministerio de
mediador salvífico de Cristo (cf. Rom 11.11).
desde allì, Jesús, en su propia persona es el origen de la unidad de
todos los pueblos.
c) La
revelación del misterio de la Iglesia en la resurrección de Jesús y el envío del Espíritu
Con el acto de la resurrección Jesús, instituido como mediador del reino de Dios (Rom
l,3s.; 8,11; ICor 15.28) ha fundado, con la entrega de su vida en la cruz, la
«alianza nueva» i ICor 11,25) en su sangre
(Me 14,24). El es el autor inmediato
del ser del nuevo pueblo de Dios compuesto de numerosos pueblos, por lo tanto, La Iglesia es también la señal de la voluntad salvífica
escatológica para los pueblos. La
entrada en la comunidad del
pueblo de Dios se consigue en
el sacramento del bautismo.La vida toda de este pueblo de Dios está sustentada
por el Espíritu. (Jn 20,21-23; Mt 18,18).Su esencia y misión está determinada por la autoapertura
del Dios trino en la historia, de la que la ella da testimonio. La Iglesia existirá hasta la consumación del
universo de acuerdo con la promesa de la presencia del Señor exaltado y la eficacia permanente del Espíritu Santo (cf. Act 20,28; Gal 4,4-6; Mt 28,20; Jn
20,22s.; Ef 1,23; Col 1,18 ).
3. Puntos de partida neotestamentarios para la eclesiología
A) La Iglesia en la teología paulina
la Iglesia surge del misterio del proyecto
salvífico eterno de Dios,
Instituida por la sangre de Cristo y compuesta de judíos y paganos, es testigo de la voluntad
salvífica de Dios que ha irrumpido eficazmente en la historia. Ha sido edificada como templo del Espíritu (Ef 2,18). Se ha hecho un solo cuerpo y un solo espíritu
con Cristo configurado plenamente en la Eucaristia (1Cor 10,17). Esta comunidad salvífica, única y universal existe
en las Iglesias locales y
en las comunidades domésticas
o familiares (Rom
16,5; ICor 16,19) unidos
por el bautismo, la confesión y la cena del Señor.
El auténtico concepto paulino de la
ekklesia del Señor es el de cuerpo de Cristo. Cuerpo que significa: 1. la existencia corporal terrena de Jesús;
2. la presencia sacramental de la humanidad del Señor exaltado bajo las especies del pan y el
vino en la cena del Señor; 3. la
comunión de vida de los fieles con Jesucristo, cabeza de la Iglesia, y la de
los creyentes entre sí derivada de aquélla (ICor 10,16;ICor 12,27). Su vida se desarrolla como constante ahondamiento de la
comunión con Cristo
(Ef 4.4-16; Ef.5,25).
Justamente como
cuerpo de Cristo, la Iglesia está henchida del Espíritu Santo, que es el origen
dinámico de la mesianidad de Jesús y con cuyo poder fue resucitado Cristo por el Padre (cf.
Le 3,22; Rom 8,9-11). En este sentido, la Iglesia es , templo del Espíritu Santo (IPe
2,5). El
como principio vital desempeña todas las funciones, servicios, ministerios y carismas a través
de los cuales se edifica la Iglesia
como cuerpo de Cristo (Rom 8,1; 12,11; 15,16; ICor 6,11; 12,4.11; 2Cor 1,22;
3,3.6; Gal 3,1: 5,6ss.; ITes 1,5; Ef 1,13; 2,17; 3,3; 5,18). Es el bautismo el que convierte a cada cristiano en
un miembro del cuerpo de Cristo para servirle con sus dones y carismas, y es la
imposicion de manos y la oracion la que
dispone para ministerio de dirección y los cuidados pastorales que competen a los
epíscopos/presbíteros (1Tim 5.5:
4,14; 5,17.22; 2Tim 1,6; Tit 1,5; 1Pe 5,1-4; Act 14,23; 20,28).Tambien Pablo en sus cartas
pastorales nos prporciiona el fundamento apostolico de la Iglesia, para lo cual
afirma que La Iglesia del Dios vivo» es «columna y fundamento de la verdad» (ITim 3,15), está al servicio del testimonio y de
la proclamación de la voluntad salvífica universal de Dios(ITim
2,4), en el Espíritu Santo (ITim 3,16). El carisma otorgado mediante la imposición de las manos del presbiterio
(ITim 4,12; 2Tim 1,16; cf. Act 14,23;
20,28) confiere la participación en
la autoridad apostólica como «heraldo
y apóstol (ITim 2,7;
2Tim 1,11; 4,17). Estos epíscopos/presbíteros de la comunidad, «gobiernan la Iglesia de Dios», por lo cual tienen
potestad sobre todos los restantes miembros de la comunidad (ITim 5,7.17). Esta forma y esta imagen surgió como consecuencia
interna de la esencia teológica de la Iglesia. Asi surgen en la Iglesia
los ministerios de los epíscopos/presbíteros
y de los diáconos. Pablo en las Iglesia locales habla de la presencia de un
solo obispo, el cual no elimina la constitución colegiada del ministerio, más
bien, encarna el
principio de la unidad de la Iglesia y del presbiterio, y su autoridad sirve para la
realización de la Iglesia como comunión en el amor
B) La Iglesia como comunidad fraterna de los discípulos de Jesús (Juan)
la Iglesia en los escritos Joaneos se presenta como el
espacio del verdadero discipulado que está
unido en la fe, el bautismo y la eucaristía con Jesucristo en comunión
con el Padre y el Espíritu en el amor. Esta Iglesia sirve a los hombres mediante el testimonio y la proclamación (Jn
14,23.26; 16,14; 17,22; Un 1,3; 4,13). El discipulado brota como comunidad de fe y
de amor en virtud de la entrega de la vida
de Jesús a su Padre, participación en
la vida de Dios en el amor, accion que
se esclarece e
ilustra mediante la gran imagen de Jesús como viña verdadera y los discípulos
como sarmientos. Este no sólo consiste en ser testigos en obras y palabras
de la entrega de Jesús, sino también en la disposición a aceptar sobre sí la
persecución y la muerte (Jn 15,16-27). Esta comunidad es
universal y los une el bautismo y la
eucaristía y la practica del mandamiento del amor (Jn 19,34).La Iglesia es una
comunidad visible fundada y unida en el
amor «de obra y de verdad» que lleva la
disposición de entregar la propia vida «por los hermanos» (Jn 3,18).
C) El pueblo de Dios sacerdotal (Primera Carta de Pedro)
La
Iglesia fruto de la obra salvífica de Dios trino en su
esencia interna objeto de la fe (1Pe 1,2) que ha surgido en virtud de las
acciones de los profetas y los apóstoles, que han difundido el evangelio con el
poder del divino Espíritu (IPe 1,12). En Cristo ejerce la Iglesia su esencia y
su misión (1Pe 2,9s.; Ex 19.5s.). En la Iglesia, pueblo y casa
de Dios (IPe 4,17), cada uno está al servicio de los demás y colabora en la
edificación del conjunto mediante los múltiples dones y carismas (1Pe 4,11). Pedro entiende a los presbíteros de la
comunidad como pastores que cuidan, de
modo episcopal,
de la grey de Dios, son modelos de la comunidad y deben ejercer fielmente su ministerio con la
mirada puesta en la manifestación del «jefe de los pastores» (1Pe 5,4; 2,25).
D) El
pueblo de Dios peregrino (Carta a los hebreos)
partiendo del hecho de que Cristo es
el sumo sacerdote, la Iglesia es la casa y pueblo de Dios (10,21;4,9; 10,30; 11,35). Es la
hermandad de los santificados en el nombre de Jesús (2,17). En Cristo, el creyente ha recibido,
de una vez para siempre, la participación en el Espíritu
(Heb 6,4) y ha sido llevado para siempre a la plenitud (10,14).
Es justamente en medio de la tensión entre la venida definitiva de Dios y el
camino todavía abierto de la comunidad hacia la consumación última, cuando se
requiere, la
perseverancia y la paciencia a ejemplo de los creyentes del pasado, con la
mirada puesta en Cristo (Heb 11,40).
El autor de la carta a los Hebreos abre
una perspectiva que abarca el pasado, el presente y el futuro del pueblo de Dios en la tierra y en el cielo y enseña
a contemplar a la Iglesia como comunidad
salvífica escatológica (Heb 12,22-24;13,17).
E) La Iglesia militante
y la Iglesia triunfante (Apocalipsis de Juan)
la Iglesia es la comunidad regia y sacerdotal que
Cristo, «el Cordero», ha adquirido para Dios en virtud de la entrega de su
propia vida (Ap l,5s.; 5,10; 20,6). Esta reconoce el reino de Dios y le sirve
con la palabra de la proclamación, con el testimonio y con su disposición a los
padecimientos. Con la entrega de Cristo se ha
iniciado ya la victoria escatológica de Dios y se la puede experimentar en medio de los padecimientos y las
persecuciones de los «santos». Con el reinado pleno de Crito, la Iglesia llega a su fin
como instrumento de salvación, pero permanece como su fruto
(Ap 22,4).
4.
Síntesis de las principales declaraciones bíblicas sobre la Iglesia
La Iglesia es una comunidad visible de personas unidas en la confesión de
fe. en la vida litúrgica y en la autoridad de los primeros apóstoles. es la señal establecida por Dios y el instrumento
de su voluntad salvífica universal. Al representar
la voluntad salvífica universal de Dios, es en sí misma universal.
Y por ella y en ella desempeña el Señor
su misión salvífica universal. Esta
comunidad es edificada por el Espíritu
en los dones, servicios y ministerios
carismáticos. Su figura ministerial postapostólica en la forma básica de epíscopos/presbíteros y
diáconos tiene su punto de apoyo histórico en el apostolado de la
primera época y en los ministerios comunitarios y supracomunitarios surgidos del apostolado. Su unidad y responsabilidad universal se da en el primado de Pedro (Mt
16,16-19; Le 22,32; Act 2,32; 10,37-43; 15,8;Jn 21,15-17).
III. CUESTIONES SELECTAS DE LA HISTORIA DE LA TEOLOGÍA
1.
Las perspectivas de la Patrística
los Padres de la Iglesia aportaron algunas
contribuciones básicas para la comprensión de la naturaleza, la misión y la forma de la Iglesia. pusieron
todo su empeño en conservar con fidelidad
la herencia de los apóstoles en la «Iglesia católica» (Mart. Pol 8,1), la cual existe en
las Iglesias locales, unidas entre sí en la comunión de la fe, de la vida sacramental y de la misión
apostólica de los obispos. Ignacio es el primer autor que define al conjunto total de
las comunidades como «Iglesia católica». Esta es fruto de la predicación apostólica y por tanto tiene la misión
de transmitir con fidelidad las
enseñanzas de los apóstoles y preservar la communio de todos los cristianos en la fe y el amor. Ireneo de Lyon,Justino y Egesipo presentaba a la Iglesia católica como norma y criterio de la transmisión fiel de la revelación
del Dios trino. La Iglesia, según Ireneo,
enseña por mandato de Cristo y a través de sus enseñanzas habla Jesucristo mismo. Subrayaba
que puede identificarse a la verdadera Iglesia con la comunión de las
comunidades que se encuentran en la «sucesión apostólica de todas las
Iglesias». Ofrece un criterio de singular validez para la communio universal de la Iglesia la
coincidencia con la «tradición apostólica
y la proclamación de la fe de la mayor, la más antigua y la más renombrada Iglesia, fundada y edificada en Roma. En la unidad de la confesión y de la vida
sacramental y a través del episcopado se hace visible y perceptible su unidad
(haer. 111,3,3).
en su teología los Padres recurrieron a diversas
imágenes bíblicas que aplicaron, tipológica y alegóricamente, a la naturaleza de la Iglesia: virgen e hija de
Sión; es la esposa de Cristo, madre, nueva Eva, arca de salvación, la barca
de Pedro, la grey de Dios, su viña, el paraiso, la túnica de Cristo, la paloma.
En las controversias con el montanismo, y la mirada puesta en todos cuantos habían abandonado la
única Iglesia, Cipriano de Cartago afirmó la unión entre el Espíritu y
la Iglesia y acuñó el axioma de la necesidad de pertenecer a la Iglesia para salvarse (ep. 73,21), “Pues nadie puede tener a Dios por padre si
no tiene a la Iglesia por madre” (unit. eccl. 6: cf. Ambrosio, in Lúe. 5,92). entendía la Iglesia como el sacramentum
unitatis et charitatis (unit. eccl. 4; 7; ep. 69,6). Al estar constituida
la Iglesia, desde Cristo, una
comunidad viviente, se realiza como una formación socialmente ordenada. Su communio estaría enraizada en el hecho de que participa de la
unidad del Dios trino, y unida, sería a su vez señal de la unión y de la unidad
del mundo (unit. eccl. 6).
Al abordar el ordo ecclesiasticus sacramental, los Padres, afirman que este se
compone de un (solo) obispo, los presbíteros y de un
cierto número de diáconos. El episcopado, es único en su
origen, porque su punto de partida es el primado concedido al apóstol Pedro (ep. 55,24; 68,4.8; unit.
eccl. 4 ;Mt 16,18);
18,18). Cada uno
de los obispos representa a la Iglesia católica, aunque siempre en comunión con todos los restantes.La
unión sacramental de la comunión con Dios y de los creyentes entre sí se realizaría en la
persona del obispo: «El obispo está en la Iglesia y la Iglesia en el obispo y quien no
está con el obispo no está con la Iglesia» (ep. 66,8). De donde se sigue, a modo de definición:
la Iglesia es el pueblo de Dios unido con el obispo, es la grey unida con su
pastor. Es la hermandad agrupada alrededor del obispo, por él dirigida e instruida
en el evangelio. A la Iglesia de Roma se le ha confiado la cathedra,
el obispo romano representa la unión y la comunión de la
Iglesia católica y de los obispos. Su
función es ser señal y fundamento de la unidad católica en la fe. Esta conciencia
de unidad tuvo también su expresión concreta en los sínodos y concilios,
primero locales y más tarde
ecuménicos, en los que la Iglesia cuenta con el don de la infalibilidad en la
explicitación de la fe y el servicio a la verdad. Pero la Iglesia visible no solo se circunscribe en modo
alguno al clero; ella es el pueblo de Dios en el conjunto
total de los creyentes como congregatio fidelium (Cipriano, ep. 63,13) o como communio sanctorum y se mantienen a la vez en comunión personal con todos sus miembros DH 19; DHR 3).
Los Padres desarrollaron el tema de la «Iglesia» casi
siempre desde la vertiente
espiritual y con la atención centrada en su esencia y su misión. Han concebido a la Iglesia como una koinonia
sacramental. La Iglesia es el misterio, instituido por Dios, de la unión de los hombres con Dios y entre sí. Esta
unidad de la Iglesia, causada por el Espíritu Santo, se lleva a cabo en la
unión de la confesión de fe, del amor fraterno, de la comunión sacramental y de la unidad en la dirección
del episcopado.
2. La Iglesia en san
Agustín
La Iglesia, como cuerpo de Cristo, forma, con su
cabeza, una especie de unión personal no «una cosa», Cristo y la Iglesia son la cabeza y el cuerpo del unus et totus Christus. El Espíritu del amor produce, a través de los
sacramentos del bautismo y —sobre todo— de la eucaristía, la unión por la gracia y edifica así a la Iglesia para
que sea communio caritatis y corpus
Christi. Agustín se opuso
frontalmente al donatismo. insiste en que la
Iglesia visible es siempre una ecclesia mixta de santos y pecadores. Al exponer la relación de la Iglesia como comunión
de gracia por un lado y como sociedad visible y sacramentalmente constituida
por otro, consiguió evitar los
dos extremos: Ni la Iglesia es la comunidad de sólo los
justificados, ni tampoco la única Iglesia está
escindida en dos realidades distintas, en una Iglesia espiritual y pura y en otra visible e impura. Pues muy bien
entendia quelLos pecadores pertenecen a
la Iglesia numero, non mérito.Tambien rechaza la posición donatista según la cual
sólo los sacerdotes que viven en unidad plena con la Iglesia administran
válidamente los sacramentos; Cnsto en efecto, ha vinculado la transmisión
sacramental de la gracia a la potestas, no a la santidad personal. Para el los sacramentos
recibidos y administrados fuera de la Iglesia no carecen de validez, aunque les falta la eficacia plena cuando existe
una oposición consciente contra la Igiesia, pues el Espíritu Santo desea transmitir la
gracia a través de la unión de la communio
et sacíetas sanctorum (serm. 295,2).
Respecto de la relación entre la Iglesia visible
y la invisible Agustin afirma: “algunos de los que están dentro, se encuentran
realmente fuera a causa de su falta
de fe o de su vida depravada; y muchos de los que, sin culpa por su
parte, bona fide, están fuera, por haber nacido en comunidades cristianas heréticas o cismáticas o porque han
sido injustamente excomulgados, estos
pertenecen a la Iglesia como
comunidad invisible de la gracia (bapt. 5,38).
En su controversia
con el pelagianismo entiende a la Iglesia como el numeras praedesti natorum.
Pero para él la predestinación no es un decreto pretemporal de Dios que no
tiene nada que ver con la oferta histórica de la gracia en la predicación, el
bautismo y la eucaristía. La Iglesia visible se compone de los hombres
efectivamente elegidos para la salvación. La cathedra
Petri de Roma ejerce una importante
en función de orientación en favor de la
unidad de la Iglesia católica . Pero el primado de la cátedra apostólica, no implica
una instancia doctrinal independiente y superior a los concilios, de la autoridad canónica y jurisdiccional. Es a los concilios universales de la Iglesia católica a quienes compete
originariamente la autoridad doctrinal apostólica.
3. La eclesiología de la Edad Media
La eclesiologia del Medioevo sufrio la
contraposición entre la Iglesia como comunión de los santos por un lado y la estructura social visible de la Iglesia
sacramental y jerárquica por otro, a la vez que estaba condicionada por la evolución social, donde se pasaba por alto o incluso se borraba la distinción entre la Iglesia y la sociedad/Estado. El Imperio Romano había abrazado el cristianismo y
los mismos reinos francos y germanos se asentaban sobre bases cristianas. La tensión entre la jerarquía y el laicado y
los debates en torno a las competencias de los príncipes y del emperador para
dirigir la sociedad y la Iglesia alcanzaron su punto álgido en la controversia de las
investiduras, suscitada por el tema ael derecho de nombramiento de los obispos. En esta
epoca se produjo una cierta acentuación de los aspectos jurídicos, lo que implicaba una fuerte insistencia en la
dimensión visible de la Iglesia. Posteriormente en el contexto del cisma de
Occidente (1378-1417), de las
discusiones conciliaristas en torno a la superioridad del concilio sobre el papa y del
clamor universal por una reforma de la Iglesia en la cabeza y en los miembros, se fue creando, en la Baja Edad Media,
un potencial conflictivo que trastornó
no sólo a la Iglesia, sino a las concepciones eclesiológicas tradicionales.
Dentro de la iglesia empezaron a darse
iniciativas en contra, de las más diversas tendencias. La reforma cluniacense no significó tan sólo una renovación espiritual de la Iglesia de
Occidente, sino que consolidó a la vez la firme y perseverante conciencia en sí
del papado que corría el peligro de
mundanizarse; Mientras
que el gran
movimiento de las órdenes mendicantes se opuzo
con su estilo de vida frente a todas las apetencias de poder y riqueza;
de otro lado algunos movimientos fuera
de la Iglesia insistieron en la idea de la ecclesia spiritualis. Posteriormente, ejerció, una gran
influencia la tradición de una eclesiología teológica. Se fue así configurando el tratado De Christo capite (Pedro
Lombardo, Sent. III, a.
13). que
presentaba a la Iglesia como
«el cuerpo de Cristo en los numerosos miembros» y se la denominaba corpas Christi mysticum. Se afirmó la identidad del papa como el representante
o vicario de Cristo en la tierra, contenido que desborda la concepción paleoeclesial,
que entendía que todos y cada uno de los obispos y de los presbíteros son vicarias Christi.
4. La concepción de la
Iglesia en Lutero y Calvino
Lutero define a la Iglesia
como comunidad de los creyentes y como cuerpo de
Cristo, edificado y guiado por la palabra de Cristo y por el Espíritu. La Iglesia surge siempre nuevamente de
la Palabra y del Espíritu de Dios. Es una creatura verbi. Es la palabra
la que reúne, conserva y edifica a la Iglesia. De ahí que se diga que la
Iglesia es «el santo y cristiano pueblo de Dios en la palabra». Pueblo de Dios y Palabra de Dios forman
una unidad indisoluble. Como realidad espiritual que se mueve en el campo
de tensión de palabra y fe, es decir, de los actos y las relaciones personales,
la Iglesia es la comunidad oculta, pero
real, de los santificados y justificados: ecdesia abscondita (WA 5,47) o
eccle-sia invisibilis (WA 7,710). Este ocultamiento de la Iglesia tiene
una estrecha conexión teológica con el ocultamiento de Dios en
la cruz de Cristo. La Iglesia debe orientarse
según el ejemplo de Cristo, que no apareció en poder y gloria, sino que se
ha revelado en su divinidad en el ocultamiento de la pasión y de la cruz. la cristiandad es algo más que la simple suma externa de
los creyentes. Es la communio sanctorum o la congregatio fidelium (BSLK
656), que se da a conocer a través
de las notae ecclesiae; esto es, allí donde se anuncia la palabra, se administra el bautismo, se celebra la
eucaristía, se confiesa la fe y se alaba a Dios, allí donde Dios envía
servidores del ministerio de la proclamación,
donde los fieles son atacados y sometidos a persecuciones exteriores y caminan por la senda de la cruz. Éstas serían las
verdaderas notas características de la Iglesia católica y apostólica y
no las instituciones externas. Desde este punto se entiende a la jerarquía eclesiástica como organización tan
sólo de derecho humano. El sometimiento a las enseñanzas del papa y de
los concilios vincularía la salvación
a condicionamientos humanos externos,
hasta el punto que el papa llegase a ser el antiCristo.
Para Calvino el problema era el de la implantación del
reino de Dios en el mundo. afirma que la Iglesia es la comunidad de los elegidos
para la bienaventuranza celeste (numerus praedestinatorum). Por otra
parte, también entiende por Iglesia a los creyentes en Cristo diseminados por la tierra. Se les reconocería
como tal comunidad en virtud de la palabra y los sacramentos como signos de la
gracia. La fe sólo se refiere a la Iglesia invisible. No obstante, el cristiano está obligado a respetar la comunidad
eclesial visible y a mantenerse en comunión
con ella.
5. La definición de la Iglesia de la Contrarreforma de
Roberto Bellarmino
—
en el concilio de Trento, el cardenal Roberto Bellarmino
(1542-1621) formuló una definición de la Iglesia que ha marcado
profundamente la eclesiología católica hasta bien entrado el siglo xx. «La Iglesia es una comunidad de hombres que están
unidos mediante la confesión de la
bienaventurada fe y la participación en los mismos sacramentos, bajo la dirección de los legítimos pastores y, sobre
todo, del representante de Cristo en la tierra, el pontífice romano» (Controv.
4,3,2). Bellarmino afirma que
la Iglesia es una agrupación de personas «tan visible y palpable como cualquier reino. Y la jerarquía eclesiástica es elemento constitutivo de su esencia de la Iglesia, ya que por su medio se ejerce el
servicio de la salvación y se transmite la gracia sacramental.
6. La eclesiología bajo la
influencia del deísmo y de las Iglesias
nacionales
También las influencias de una concepción deísta de Dios y de la reducción de la religión a la moral
(Kant) provocaron modificaciones en la imagen de la
Iglesia. Una vez que el problema sobre
el contenido de verdad del dogma pasó
a un segundo plano, desplazado por el fomento de la tolerancia religiosa, por la indiferencia y por las posturas
agnósticas, la Iglesia aparecía como una instancia educativa moral, que podía ponerse al servicio de los más altos
fines del Estado (Iglesias
nacionales). La Iglesia quedaba así
inserta en el Estado como asociación cuya finalidad es cooperar para alcanzar el bienestar en
este mundo. La lucha por la libertad de la Iglesia se libró bajo el lema de la sacíetas
perfecta. Frente al Estado y la sociedad, la Iglesia estaría, como organización jerárquica, al servicio del
destino sobrenatural del hombre; Por lo demás, se fundamentaba su
estructura en la voluntad de su fundador
histórico, por tal motivo, quien se somete en obediencia de fe a la autoridad eclesiástica, éste pertenece a la congregación visible de la Iglesia y tiene la garantía de alcanzar
la salvación sobrenatural.
—
7. Nacimiento de una eclesiología teológica
Johann Sebastian Drey (1777-1853) y Johann Adam Móhler (1796-1838)
lograron llamar la atención sobre la necesidad de fudamentar la Iglesia en la
encarnación y en el envío del Espíritu. Siguiendo la estela de Móhler y de la teología escolástica romana (G.
Perrone, C. Passaglia, Cl. Schrader, J. B.
Franzelin), Matthias Josef Scheeben (1835-1888) enseñó a contemplar de nuevo a la Iglesia como un misterio, en
la que el hombre está llamado a participar viviendo la relación filial de Cristo al Padre. La Iglesia está fundamentada en el misterio de la encarnación y tiene
necesidad del Espíritu como de su principio
vital o su alma permanente. Unido a
esto, Las múltiples contribuciones de la exégesis, la
Patrística y la liturgia y los impulsos procedentes de la teología ortodoxa y la
protestante pusieron en marcha un movimiento
eclesiológico que acabaría por desembocar en la constitución sobre la Iglesia Lumen
gentium del II concilio Vaticano.
IV. LA ECLESIOLOGIA SISTEMATICA
1. La Iglesia como
sacramento de la comunión con el Dios trino
a) El origen de la Iglesia en la autocomunicación
de Dios Padre
La Iglesia es en Cristo sacramento de la salvación
del mundo, de acuerdo con su realidad interna y su
forma de signo externa (LG 1). En cuanto
a su origen y estructura, la Iglesia
se deriva de la Trinidad económica y de la elección del pueblo de la alianza por Dios, Padre y origen de la
historia de la salvación. En su curso
histórico, está profundamente marcada por la vida y las obras, la muerte y la resurrección de Jesucristo. En él,
el pueblo de Dios pasa a ser «cuerpo de Cristo». La esencia de la Iglesia se manifiesta a través
de la realidad trinitaria y de la perspectiva
historicosalvífica universal en tres conceptos básicos mutuamente relacionados entre sí:La Iglesia es el pueblo de Dios Padre (LG 2), como cuerpo
de Cristo es la Iglesia del Hijo (LG 3) y Templo del Espíritu Santo (LG 4).
b) El origen de la Iglesia en Jesús de Nazaret
La Iglesia surge más bien como
pueblo de Dios por él agrupado y nuevamente constituido en virtud de su actuación
histórica de su hijo Jesucristo, por quien en su entrega en la cruz, funda la «nueva alianza en la
sangre de
Cristo» (Lc 22,20). A través de la comunión de vida con Jesús, la Iglesia se hace, «un cuerpo», llevando a ser de
ésta la señal de su
presencia
eficaz en el mundo.
Una eclesiología fundamentada en la Trinidad,
de la encarnación y la voluntad del Jesus historico (LG 8,14) señala la solución teológica del viejo problema de cómo ha de
entenderse la conexión entre la dimensión
visible y la invisible de la Iglesia. Esta unidad compleja está compuesta de elementos humanos
y divinos.
c) La presencia del Espíritu Santo en su Iglesia
Quiso el Señor santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados entre sí, sino constituir un pueblo que le
conociera en la verdad y le sirviera santamente» (LG 9). La Iglesia como
pueblo ha sido elegido por Dios como
destinatario de un servicio específico en beneficio de toda la humanidad (LG 9). Ella en Cristo avanza
hasta llegar a la patria eterna
como meta final de todo ser
humano, por y para lo cual está
henchida del Espíritu del Padre y del Hijo. En ella, los ministerios y carismas
por los que se lleva a cabo las mas varidadas maneras de servio profetico,
regio y sacerdotal, tienen su unico
origen en el en el Espiritu de Cristo (LG 13).
2. Las realizaciones básicas de la
Iglesia.
La esencia sacramental de la Iglesia se articula en
las tres realizaciones sacramentales
básicas: El ministerio profético en la
martyria; El pueblo santo de Dios sabe que se le ha confiado la tarea de anunciar el
evangelio y de proclamar el reino de Dios a punto de llegar a la santidad, a
través de su testimonio vivo y de la predicación expresa (LG 12). su
infalibilidad se deriva del carácter sacramental de la martyria eclesial. El
servicio salvífico sacerdotal en la leiturgia;En la liturgia y en los sacramentos actualiza
Cristo su salvación en las grandes acciones simbólicas de su Iglesia (LG 11; SC 2) y por ellas ejerce su sacerdocio en la comunion de todos los miembros (LG 10). El servicio
regio en la diakonia;La Iglesia no posee el dominio divino ni se
identifica con el reino de Dios Pero está al servicio de su implantación, el cual se va instalando en el curso de la historia,
para mostrar a Cristo como Señor
exaltado en espera de la consumación
universal (LG 1);
por tanto La Iglesia actúa siempre en
favor del progreso de la humanidad en la
instauración de un orden social justo y acorde con la dignidad humana(GS 3).
3. La constitución
sacramental-carismática de la Iglesia
a) La esencia sacramental de la Iglesia como origen
de su constitución
La esencia de la Iglesia y la
constitución en ella fundamentada no pueden captarse con las categorías del derecho
natural o de la sociología. Su
forma externa surge más bien de su
propia esencia
sacramental: «Cristo
estableció su Iglesia santa...
como una trabazón visible ... dotada de órganos jerárquicos ...Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como
una sociedad, permanece en la Iglesia
católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él» (LG 8), por tanto, son partede ella:los actos sacramentales,
el apostolado de los laicos y la jerarquía eclesiástica (obispo,
presbiterio y los diáconos )
b) Los laicos como titulares de la misión
sacramental de la Iglesia
Es laico todo creyente incorporado en virtud
del sacramento del bautismo en el de Cristo y unido a toda la Iglesia, pero a
quien no se le ha encomendado un ministerio sacramental. Todo laico, se convierte en testigo e instrumento vivo de la misión de la
misma Iglesia», tarea que le es dada ya el bautismo y la confirmación (LG 33); por tanto, los
fieles deben permitir que sus pastores
inserten en la misión global de la Iglesia sus servicios y sus carismas
particulares, y a la vez, se confía en que los fieles se
sometan a la
«diaconía» del ministerio pastoral de los obispos (LG 24), pues, ésta sumisión tiene su
raíz y su origen en la misión sacramental de la Iglesia,
obediencia que se ha de basar en
motivaciones religiosas y espirituales (LG 25). de lo anterior concluimos que la participación
de los laicos en la iglesia tiene
base sacramental (LG 30-38).
c) La jerarquía eclesiástica
La existencia de la jerarquía por derecho divino:
la denominación de «jerarquía» (Pseudo-Dionisio Areopagita)designa el orden de los ministerios eclesiásticos.La «jerarquía» es el ministerio espiritual que se
articula en los niveles del obispo,
el presbítero y el diácono, que está inserto en la esencia sacramental de la
Iglesia y actúa con la autoridad de Jesucristo. El autor de la eficacia
espiritual del servicio eclesial es el Espíritu Santo.
hay en esta
Iglesia hombres instituidos por Dios Padre (ICor 12,28; Gal 1,1) o por el Señor exaltado (Gal 1,1; ICor
12,5) o por el Espíritu Santo (ICor 12,4; Act
20,28; ITim 4,14) para ejercer el ministerio pastoral
de Cristo, respecto de los cuales
se pide una especial capacitación y a quienes se exige una especial responsabilidad (ITim 5,17; Tit 1,5-9;
Act 20,28
El ministerio del obispo/presbítero hunde sus
raíces en el apostolado, y actuan como transmisores la palabra divina actúando con la autoridad y la misión de Jesús (cf.
Me 3,14; 6,7) y de toda la Iglesia. A la vez son
servidores de la palabra, presiden la comunidad, ejercen en nombre de Cristo el
ministerio pastoral y garantizan la unidad de la Iglesia en la fe como elegidos
y enviados de Cristo( Mc
3,14ss.). Su ministerio se fue configurando solo despues de la pascua para desempeñar su tarea tanto a nivel
de las comunidades particulares como a nivel
de la Iglesia en su conjunto (Didakhe, 15,Is.).
Pasado el tiempo ya, con Ignacio de Antioquía, se percibe ya la
distinción entre el ministerio de los obispos y el de los presbíteros. los obispos son pastores
superiores de las Iglesias locales,
que personifican todas las funciones básicas del ministerio de una manera
originaria y unificadora. Su mediación se da por «imposición de las manos y la oración» (Act 6,6; ÍTim 4,12; 2Tim 1,6;la Traditio apostólica de Hipólito de Roma).
Los presbíteros son instituidos en
su ministerio por el obispo mediante la imposición de las manos y la oración, «para que asista a tu pueblo y le dirija con corazón puro». El diácono es consagrado por el obispo « para servir al obispo y cumplir lo que éste le encomiende».
En conclusion, La existencia de la jerarquía
eclesiástica y su articulación en los ministerios de obispo,
presbítero y diácono son parte constitutiva de la esencia sacramental de la Iglesia. Esta doctrina sobre la jerarquia de
la iglesia posteriormente es respaldada
por Trento(DH 1776), y por el II
concilio Vaticano en la constitucion Lumen Gentium (LG20, 28).
El episcopado
Por episcopado se entiende, de una parte, el
ministerio episcopal como sacramento y,
de otra, el colegio de los obispos de la Iglesia universal formado a través
de este sacramento. En este colegio de obispos se
continúa el colegio apostólico, dado que los obispos ejercen en virtud del Espíritu Santo el
ministerio de maestros, pastores y sacerdotes
propio de los apóstoles (LG 28).
El episcopado es un ministerio
instituido por Dios en la Iglesia para siempre (LG 18). Los «obispos,
puestos por el Espíritu Santo» (Act 20,28), rigen y gobiernan la grey de Cristo en nombre de Dios (LG 19). En la consagración sacramental, los obispos en forma eminente y visible hacen las
veces de Cristo, (LG 21). Son
«vicarios y legados de Cristo» en el ejercicio
de su ministerio (LG 27). La
consagración inserta al obispo, simbolicamente, en el colegio episcopal
y le transfiere una responsabilidad por la unica
Iglesia católica y universal que consiste en la communio ecclesiarum. Cada obispo es, en su Iglesia local, el
«principio y el fundamento visible de la anidad» (LG 23). «Cuando enseñan en comunión con el Romano Pontífice, deben ser respetados por todos
como Los testigos de la verdad divina
y católica» (LG 25).
El primado de la
Iglesia y del obispo de Roma.
Teniendo en cuenta que el colegio episcopal está
al servicio de la unidad de la Iglesia,
es preciso que encierre en sí mismo el principio de su unión. Como la esencia
interna del ministerio episcopal consiste en el testimonio personal, también el
principio de unión y de unidad del episcopado se
encarna, a su vez, en una persona. este principio de
unidad se da en el obispo de Roma, en cuanto sucesor de Pedro, este reconocimiento es de derecho divino.
La doctrina del primado de los concilios Vaticano I y II se argumenta a partir de la esencia sacramental de la Iglesia (LG 18; DH 3051; DHR 1822). Su fundamentación bíblica esta en
la posición preeminente de Pedro en el seno de la comunidad prepascual de
los discípulos y en la primitiva Iglesia. Su fe en la mesianidad y filiación divina de
Jesús, por la que se hace la roca sobre la que se ha edificado la Iglesia como comunidad de fe. Por
eso le compete la función de portavoz y el poder de atar y desatar ( Mt 18,18; 28,19). Se le
confía la misión, después de su conversión en su encuentro con el Resucitado, de «confirmar en
la fe a sus hermanos» (Lc 22,32) y de servir, como pastor universal, a la comunidad pospascual de
los discípulos
(Jn 21,15-19). Esta
es una doctrina afirmada desde los Padres de la Iglesia. existen ciertos puntos de
apoyo en la mas
antigua tradición postapostólica que vinculan de una manera especial su apostolado con la Iglesia de Roma. La relación de esta
Iglesia con las restantes está testificada
la estancia en Roma de Pedro y Pablo y su martirio en esta ciudad.por eso en esta Iglesia está la cathedra
Petri , ella es la prima sedes Ostenta la «presidencia en el amor» , es la ecclesia
principalis. tiene en
la communio de la Iglesia una función de orientación, que no se
puede ni obviar ni ignorar. Como su
fundación se remonta a los apóstoles Pedro y Pablo, «con esta Iglesia deben concordar, a causa de su especial rango todas
las demás.
A partir del siglo III se descubre en los obispos
romanos una clara conciencia de primado de esta iglesia en todas las cuestiones
relativas a la fe eclesial y a la communio con la Iglesia católica. El hecho de que el obispo de
Roma represente a la Iglesia universal y a la unidad del episcopado le otorga
una especial participación en la indestructibilidad
y la inerrancia (infalibilidad) de la Iglesia. En él adquieren estas características básicas de la
Iglesia la capacidad de actuar de una manera autonóma, como consecuencia de una especial
potestad de Cristo.
Son también
importantes documentos doctrinales en favor del primado:
La Carta a los Patriarcas de Constantinopla de
Inocencio III en 1119; La bula Unam sanctam de
Bonifacio VIII, en 1302; La condena de los errores de
Marsilio de Padua, por Juan XXII, en 1327; La Carta al Catolicón de los armenios
de Clemente VI, en 1351;La encíclica Qui pluribus de
Pío IX, en 1846;
El I concilio Vaticano
sintetizó todo el precedente proceso evolutivo y definió dogmáticamente, en una solemne
declaración conciliar, el primado del papa afirmando:Pedro, el primero de los apóstoles,
fue instituido como cabeza visible de la Iglesia peregrina y militante; Por derecho divino, el primado
de Pedro pasa a sus sucesores en la sede episcopal romana, haciendo del obispo de
roma «verdadero
vicario de Jesucristo» (DH 3058,3063); El posee el
primado de jurisdicción pleno y supremo en todas las cuestiones relativas a la doctrina y la
disciplina eclesiástica (DH 5064; LG 25); posee el carisma de la infalibilidad en las decisiones sobre materias de fe y costumbres la cual debe ser aceptada por la Iglesia
universal como revelada por Dios
(DH 3074; DHR 1839).
El II concilio Vaticano
confirmó y desarrolló la «doctrina de la institución, perpetuidad, fuerza y
razón de ser del sacro primado del Romano Pontífice y de su magisterio infalible» (LG 18) y puso asimismo en
claro la naturaleza colegial de la jerarquía
eclesiástica, en la que están inmediata y mutuamente referidos entre sí el primado y el episcopado (LG 22), basandose siempre en conceptos teológicos en el marco de una eclesiología de la communio y a
partir de sus orígenes bíblicos y patrísticos. Al primado en la infalibilidad y la jurisdicción se le
describe como «principio y fundamento de la unidad de
la fe y de la comunión» (LG 18); ademas deja claro que el magisterio eclesial
único de los obispos y del papa, puede
ejercerse de tres formas: en concillo
ecuménico (LG 22); en los sínodos provinciales, las conferencias episcopales, etc. (LG 22); y
por el papa solo (ex
sese), y en virtud de su autoridad (LG 22,25).
4. La consumación
escatológica de la Iglesia
En el
Espíritu del Señor resucitado, la Iglesia se ha convertido en el sacramento
salvífico universal del reino de Dios (LG 48). No es una asociación religiosa
separada del mundo, sino señal e instrumento por medio del cual se realiza
dinácamente, en el curso de la historia, la voluntad salvífica escatológica y
universal de Dios en el horizonte del mundo y de los pueblos, con la mirada
puesta en la revelación y la implantación definitiva de aquella voluntad
salvífica en la nueva venida de Cristo. En cuanto instrumento de la salvación
llegará a su fin con la parusía de Cristo
cuando llegue el reino de Dios y alcance su consumación la voluntad
salvífica universal de Dios, se revelará el misterio de la Iglesia, que
sólo puede captarse en la fe, como el Israel eterno, la ciudad santa, la nueva Jerusalén donde Él morará con ellos y ellos seran su pueblo»(Ap 21,3; cf. Ez 37,27; Jer 31,31).
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